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Aula Invertida y Educación Positiva: Un nuevo camino para fortalecer competencias ciudadanas en la Institución Educativa El Rosario, Miranda - Cauca

En la búsqueda constante por mejorar la formación de competencias ciudadanas, la Institución Educativa El Rosario, ubicada en el municipio de Miranda, Cauca, ha comenzado a explorar enfoques pedagógicos innovadores. Uno de los más prometedores es la integración del modelo de aula invertida con las estrategias de educación positiva, creando una propuesta que podría transformar la manera en que los estudiantes asumen su rol como ciudadanos activos, críticos y comprometidos.


El aula invertida rompe con la estructura tradicional de enseñanza: en lugar de recibir la información de manera pasiva durante la clase y relegar el trabajo práctico para la casa, los estudiantes acceden primero al contenido en sus propios tiempos, a través de videos, lecturas o actividades interactivas, y luego utilizan el espacio del aula para discutir, debatir, resolver problemas y aplicar lo aprendido. Este modelo empodera a los estudiantes, les da un rol protagónico en su proceso de aprendizaje y fomenta habilidades como la autonomía, el pensamiento crítico y la colaboración, todas esenciales para el desarrollo de competencias ciudadanas.


Por otro lado, la educación positiva, ya implementada en El Rosario, aporta el componente emocional y ético indispensable: enseña a los estudiantes a gestionar sus emociones, fortalecer su autoestima, practicar la empatía y trabajar en ambientes de respeto y cooperación. La combinación de ambos enfoques no solo cambia la dinámica de las clases, sino también la manera en que los jóvenes se relacionan con el conocimiento y con su entorno social.


La apuesta por unir aula invertida y educación positiva busca, además, superar una de las grandes dificultades que enfrentan los programas de competencias ciudadanas: la falta de conexión entre teoría y práctica. En este modelo, los temas de ciudadanía —como el respeto a la diversidad, la resolución pacífica de conflictos o la participación democrática— no se enseñan como conceptos abstractos, sino que se viven en el aula, a través de dinámicas colaborativas, proyectos en equipo y debates guiados que fomentan la argumentación respetuosa y la toma de decisiones consensuada.


Sin embargo, este desafío no es sencillo. Implementar el aula invertida requiere acceso a tecnología, disposición de los docentes para rediseñar su metodología, y compromiso de los estudiantes y sus familias para asumir un rol más activo. En un contexto como el de Miranda, donde las brechas digitales aún son significativas, esto exige estrategias creativas: uso de materiales impresos, creación de espacios comunitarios de aprendizaje, y acompañamiento constante para garantizar que nadie quede atrás.


La Institución Educativa El Rosario ha entendido que educar en competencias ciudadanas hoy no puede limitarse a transmitir reglas de convivencia: se trata de construir sujetos capaces de pensar críticamente, sentir empatía y actuar de manera responsable en escenarios complejos. Al integrar el aula invertida y la educación positiva, se abre un camino hacia una formación ciudadana más profunda, vivencial y transformadora.


En definitiva, si bien los retos son enormes, la experiencia de El Rosario nos recuerda que innovar en educación no es solo cuestión de métodos, sino de visión: una visión que apueste por un ciudadano consciente, emocionalmente saludable y capaz de construir una sociedad más justa desde las aulas.

 
 
 

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